Odio los comerciales en la calle o en el metro. En mi hogar puedo mutearlos o desconectarlos, pero en la calle me obligan a mirar y oír porquería. Cierro los ojos y me tapo las orejas cuando puedo, y durante este ejercicio, imaginariamente quemo, baleo y satanizo cada producto o servicio ofrecido en el trayecto, fantaseo atentados "artísticos" con pintura, cubriendo carteles y pantallas con una capa negra viscosa, o me veo proponiendo o legislando la regulación de la publicidad al respecto del machismo, sexismo, racismo, clasismo y consumismo en ella, para disfrutar de un entorno comunicacionalmente rico y reflexivo.
Pero por ahora escribo, despotrico y escribo buscando paridad y entendimiento.
(Escrito también en el metro)
sábado, 30 de julio de 2011
Violencia
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hay que formar una brigada que se encargue de estos atentados "artísticos".
ResponderEliminaryo me anoto con mucho gusto.
simon
El común suele apaciguar esta violencia callada, consumiéndola, haciéndose participes de la mentira, queriendo ser lo que ven, adoptando el adoctrinamiento de la industria y así quedándose por el resto de sus vidas.
ResponderEliminarme encanto esa leve reflexión de un diario vivir queriendo aportar una tenue canción