Por mucho que lo desee, el futuro no será gris y poético, la gente no llevara overoles sucios, ni los muros tendrán circuitos zumbantes.
Por mucho que no lo quiera, el futuro tendrá colores más brillantes que el arcoíris, todos como plástico fulgurante. Las estructuras político laborales se perderán en el espacio y la gente no sabrá que muere aplastada por los escombros de una edificación burocrática que se derrumba, serán felices con su ropa y vicios, con el "chou" descontrolado. De noche tendrán pesadillas y lloraran sin saber porque.
El futuro no será pulcro, sino groseramente saturado, el futuro será (al igual que hoy) forrado de absurdos para llenar los espacios vacíos y la vida rodara como un constante estupor mental, será violenta y rápida, y para cuando los futurinos entiendan el por qué de su sufrimiento, ya estarán muertos y olvidados. Sus cadáveres hinchados y coloridos serán fiel reflejo de la sociedad en la que vivieran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario